Míchel cambió el dibujo habitual de su equipo a un simple 4-4-2. Dió la manija en el centro del campo a Boateng y Casquero (que debe jugar más). Arriba, y aunque suene extraño, alineó dos puntas: Miku y Adrián Colunga. No habían disfrutado de apenas ocasiones durante la temporada para demostrar que juntos se complementan muy bien; Miku, abriendo espacios, y Colunga aprovechándolos. Tantos espacios abrieron estos jugadores, que ninguno de los defensas blanquiazules estuvieron acertados a la hora de cerrarlos. Laure, por el flanco derecho, y Manuel Pablo, por el izquierdo, no estaban ni arriba ni abajo. En defensa sufrían porque, los interiores azulones, Gavilán y Pedro Ríos, les cogían la espalda con facilidad al estar mal situados. Este hecho obligaba a que la última línea del conjunto coruñes -Zé Castro, Aythami y Colotto- tuviera que ir a tapar las bandas lo que dejaba mucho espacio en el centro de la zaga.
Colunga, aprovechó los espacios en las dos primeras acciones claras que dispuso para meter gol. El primer tanto llegó de un saque de puerta que peinó Miku con la cabeza para que el '9' del Getafe se plantase sólo ante Aranzubia y batirle con un tiro cruzado. En una acción similar llegó el segundo; con un regate sentó al guardameta riojano, y remató picado a la red para que no interceptara ningún jugador del Deportivo. Todo un golazo con una definición de gran delantero. Gavilán, que fue un puñal por la banda izquierda, metió un balón en profundidad al delantero venezolano, Miku, para que con un recorte se deshiciera de la defensa rival, y pusiera el cuero al palo largo para así hacer el tercero de la tarde para su equipo.
La grada se lo pasó en grande, y se lo quiso agradecer con una tremenda ovación el buen hacer y el esfuerzo de sus jugadores cuando estos se retiraban al túnel de vestuarios.
La segunda parte fue un mero trámite
Aún con el partido prácticamente resuelto para los intereses locales, se esperaba que el Deportivo de la Coruña demostrará casta y orgullo en lo que quedaba de encuentro. Y sólo se le espero, porque demostró una actitud pasiva en todas las facetas, además de una inoperancia en ataque abrumadora. Parte de culpa era del centro del campo que no ayudaba en la zona de creación, con la consecuente imposibilidad de que el esférico llegara en condiciones favorables a sus delanteros. Los centrocampistas blanquiazules, Juan Domínguez y Rubén Pérez, se mostraron superados en todo momento, y fueron demasiado blandos; además de no recuperar apenas balones (algo imprescindible para una posición como la de mediocentro defensivo). Dejaron a los ojos de todos los espectadores que no están para jugar en primera y menos en un equipo que tiene tantas urgencias por salir de los puestos de abajo.
El Getafe no paso apuros en parte del choque donde, además del cuarto gol, pudo ampliar su ventaja en varias ocasiones. El último tanto para los getafenses dejo a las claras que no era ni mucho menos la noche del equipo de Lotina. En una fantástica jugada de Gavilán por banda izquierda, el centrocampista valenciano, puso un centro al corazón del área, donde Pedro Ríos llegó a rematar con el exterior de su pie derecho para desesperación de Aranzubia.
Riki maquilló el resultado
El que fuera jugador del Getafe, Iván Sánchez-Rico Soto "Riki", fue el único futbolista del Deportivo que llevó peligro a la meta de Ustari. Al comienzo de la segunda mitad estrelló un balón en el palo y él mismo se encargó de acortar distancias. En una internada del recién fichado Xisco, el árbitro señaló, de manera equivocada, penalti de Víctor Sánchez (que entró en lugar del lesionado Miguel Torres a los 17 minutos de juego). El '11' del Deportivo lanzó con la izquierda, raso, a la izquierda de Ustari, que se lanzó a ese mismo lado, pero no llegó a detener el lanzamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario