domingo, 2 de enero de 2011

Una victoria más en el camino hacia la gloria

Los verdiblancos tenían la oportunidad de aumentar la ventaja con sus inmediatos perseguidores, -Rayo Vallecano y Celta- ya que se enfrentaban esta jornada entre ellos, y no la desaprovecharon. El Betis sólo dominó al principio a un Nástic que con el paso de los minutos fue haciendose más fuerte llegando incluso a poner, en los instantes finales, en serios aprietos al conjunto sevillano. Los de Pepe Mel que no tuvieron ni mucho menos su mejor partido, sumaron tres puntos valiosísimos gracias al gol de penalti conseguido por Emaná.

Horas antes del choque los verdiblancos sabían el resultado del duelo entre el segundo y el tercer clasificado de la Liga Adelante. La victoria del Celta, hacía que si el Betis ganaba el choque antes el Nástic, pudiera aumentar la diferencia con los vallecanos hasta los ocho puntos. Y los jugadores béticos cumplieron y ganaron. Las ganas de conseguir la victoria se mezclaba con el temor a que en otras ocasiones que se podía haber puesto tierra no se hizo. Pepe Mel sabe que la prioridad de la entidad es ascender y que la Copa es un 'regalo', y para eso sacó su once de gala (a excepción Isidoro que ocupaba el lugar del lesionado Miguel Lopes).

Dominio verdiblanco

Los primeros compáses del partido fueron para el equipo local mientras que un Nástic bastane temeroso se defendía de las primeros acometidas del rival como podía. La tripleta -Jorge Molina, Emaná y Rubén Castro- que puso en el campo el técnico madrileño del Betis, hacía preveer que el equipo se llevara el partido de calle y por goleada. Pero nada de esto fue así, aunque sí es cierto que en partidos como en el de hoy, donde el se juega bien, una genialidad de estos futbolistas te resuleve el choque. Mel no es muy partidario de sacar a los tres delanteros por el hecho de que se pierda presencia en el centro campo, pero hoy el error de alinear tres puntas no ha sido sólo ese. El equipo se ha atascado, las bandas no han existido y con Salva Sevila más pegado a la banda -hoy en la izquierda- se pierde a un pedazo de pasador.

El Nástic se creció pero Mairata se equivocó

Al Betis le duró el control del choque apenas 25 minutos. Tuvo en este tiempo la ocasión más clara en una contra de tres jugadores de verdiblancos para un defensor del Nástic iniciada por Emaná, secundada por Rubén Castro y finalizada por Jorge Molina rematando solo dentro del área pequeña a las manos de Rubén Pérez. Después del dominió que sufrió el equipo de Juan Carlos Oliva, estos se desperezaron y poco a poco fueron saliendo de la cueva pero sin apenas crear peligro a la meta rival. Cuando se estiraba más el Nástic llegó la acción que marcó el partido. Un balón prolongado por banda izquierda de Nacho hacia adelante fue recibido por Jorge Molina que torpemente fue derribado por Mairata en una jugada que apenas llevaba peligro. El camerunés, Achile Emaná, tomó la responsabilidad de lanzar la pena máxima y batió, engañando a un lado, al meta del Nástic.

El Betis jugó a esperar atrás y casi se quema

En el inicio de la segunda mitad el equipo de heliopolis se limitó a esperar atrás para matar a la contra. Cedió la posesión del balón al Nástic, pensando quizá que su torpeza en este apartado era mayor pero resulto no ser así. Acciones de peligro crearon muy pocas, pero estuvieron la mayoría del tiempo moviendo el balón en la zona de ataque sin crear apuros a Goitia. La entrada de Álvaro Rey dió más profunidad y verticalidad a los tarraconenses, y puso en varias ocasiones en situaciones de compromiso a su defensor, Nacho. La entrada de Walter, que guarda un cierto parecido físico con Messi, inquietó en más de una ocasión a la zaga verdiblanca.

Para ello, Pepe Mel varió el sistema dando entrada a Israel por Jorge Molina que fue objeto de hasta tres penalties donde sólo uno fue señalado por Del Cerro Grande. Juande entró en lugar de un tocado Salva Sevilla para taponar y acumular más hombres en el centro del campo. Los últimos minutos fueron agónicos para un Betis que había perdido la cara al partido. Un cabezazo, rematado completamente sólo por Sergio Díaz a la salida de un córner, fue la ocasión más clara de un Nástic peleón, que se marcha de vacío del único estadio donde nadie ha conseguido ganar hasta el momento.

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