miércoles, 8 de diciembre de 2010

El Betis paga caro su exceso de confianza

La lluvia y el nuevo césped del estadio Benito Villamarín (al ser replantado hace poco tiempo, no se podía pinchar para que drenara el agua) impidieron hace diez días ver uno de los mejores partidos de la categoría. Tras una jornada disputada de por medio, el encuentro a dejado un buen sabor de boca a los aficionados al fútbol. Jugadores de calidad, fútbol de toque, emoción hasta el final, goles, y un definitivo 2-2 en el marcador.

El Betis quería poner tierra de por medio con sus perseguidores en este sensacional arranque liguero, y para ello tenía que doblegar a un Barça B que llegaba al estadio heliopolitano a demostrar lo que es 'el producto Barça'. La Masía ha hecho un trabajo increíble de muchos años digno de alabar y de admiración por todo el mundo. El segundo equipo juega como el primero, de memoria y con el mismo sistema. Aún contando con menos efectivos de los habituales en sus filas (en la jornada de ayer varios jugadores estuvieron a las órdenes de Guardiola para el partido de la Champions ante el Rubin Kazan) ha plantado cara al líder de la categoría en su campo para así sacarle un punto, algo que nadie había conseguido hasta entonces.

El Barça B no encontraba el sitio

El choque comenzó con el Betis dominando y consecuencia de ello fue el gol de Rubén Castro en el minuto 7. Un paso interior de Salva Sevilla fue controlado por el '24' del Betis que sólo ante Masip envió el balón a la red con el exterior del pie. Con este tanto el jugador canario se coloca con 11 dianas detrás del ahora pichichi de la categoría, Quini. El partido se ponía como querían los de Pepe Mel, con el Barça teniendo la posesión del balón y esperando atrás para salir a la contra y matar el partido. Alineó en la banda derecha a Isidoro, como lateral, y a Miguel Lopes, como interior, para frenar por ahí las peligrosas incursiones de la estrella blaugrana, Nolito. Los de Luis Enrique querían jugar el cuero pero la salida de este era muy lenta, y Oriol se veía muy sólo a la hora de hacer jugar a su equipo. Cuando Carmona se junto más con el mediocentro el equipo funcionó algo mejor. Tuvieron muchas ocasiones los verdiblancos para sentenciar antes del descanso pero perdonaron exceso y al final lo acabaron pagando.




Los verdiblancos perdonaron demasiado

En la segunda mitad los locales ahogaron el juego de los catalanes con una asfixiante presión durante los primeros 20 minutos. Fue en este período cuando Roversio ampliaba la ventaja tras aprovechar un balón que se quedó muerto en el área para rematar raso con el interior del pie derecho al fondo de las mallas. Las ocasiones se sucedían y Emaná, que se adornó mucho (vaselina, tacones, pases con el exterior del pie, etc.) durante todo el partido, tuvo en sus botas la ocasión de sentenciar el choque cuando completamente sólo decidió erróneamente mandar una vaselina que atajo sin problemas el guardameta barcelonista. Quizás ese fue el punto de inflexión del encuentro, a partir de ahí el Barça se lo creyó.

Últimos 20 minutos para olvidar del Betis

Los cambios surgieron un efecto positivo en los azulgranas. Todo lo contrario para los sevillanos. La entrada de Cañas por Miguel Lopes, que hizo un gran partido, y posteriormente la de Juande (lleva mucho tiempo sin aportar nada al equipo) y la de Jorge Molina (demasiado tarde) no ayudaron al equipo. Nolito a falta de once minutos para el final remato picado de cabeza un centro desde la banda para acortar distancias. La grada se temía lo peor porque su equipo había perdido la cara al choque hace ya algunos minutos. Y fruto de un despiste en defensa, más concretamente, de una indecisión entre Isidoro y Goitia, propició el gol del empate anotado por Oriol Romeu. Por suerte para los verdiblancos, sumergidos en un desconcierto impropio del equipo de Mel, el partido terminó pronto porque el tanto azulgrana no hubiera tardado demasiado en llegar.


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